Las características del evangelista son las siguientes:
Un evangelista tiene la capacidad sobrenatural del mártir. Es aquel que se forma en el sufrimiento y puede hacer volver al perdido al camino correcto.
Salmos 126:6 “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.”
- En el evangelista se establecen la cruz (persecución y disposición a morir por proclamar el mensaje de salvación) y el poder (dones sobrenaturales y milagros para dar a conocer a Dios a los incrédulos).
- Debe tener dirección para que no se vanaglorie.
- Debe desarrollar amor, templanza, mansedumbre, bondad y benignidad como parte de su carácter.
- Lleva las buenas nuevas demostrando el reino de Dios a través de manifestaciones visibles del poder y la gloria de Él.
Dios capacita y habilita al evangelista para que se adapte a las costumbres del pueblo que evangeliza y del lugar donde está.
Pablo tenía el ministerio de evangelista, cuyo desarrollo es mostrado a lo largo del libro de los Hechos.
1 Corintios 9:20 “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley.”
El apóstol necesita del evangelista para que se puedan extender las estacas del reino, de este modo el poder evangélico y apostólico del reino es llevado a todas las naciones y hasta lo último de la tierra.
El evangelista necesita ser guiado por el profeta. Los evangelistas que trabajan solos nunca tendrán el alcance ni el desarrollo pleno de su ministerio; necesitan al apóstol y al profeta para lograr esto.
Un evangelista plenamente efectivo y desarrollado trabaja con la revelación y el discernimiento del profeta y con la guía y dirección del apóstol.